Cuando pulsas el play para recepcionar el sonido de Metz, enseguida te resuenan los ecos de Melvins, buena señal. El sello Sun Pop se pone las pilas con los sonidos duros, estamos en otoño y los sonidos que reciba nuestro cuerpo tiene que ser diferentes, la felicidad sonora da paso a la mecánica gris y cortante. Con poso industrial, cortante y afilado a la vez el sonido de estos canadienses también te puede derivar hacia Shellac o por que no, los Nirvana que hubiera querido Kurt Cobain, es decir los de melodías abrasivas y no los comerciales que acabaron triunfando.
Sin duda, lo que suena no es nuevo, pero si retoma aquellos discos en los que descubrías sonoridades complicadas. “Wet Blanket” o “Headache” significaron el adelanto sonoro y el resto del album sigue en esa línea. Diez temas con cuelgue final que pasan rápido, pero que cortan, y que te animan a sufrir otra descarga dándole de nuevo al Play. Se recomienda disfrutar del disco a un volumen alto y en un día gris, o bien captarlo directamente en un pequeño club sudoroso y si, también oscuro.
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